RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA ALIMENTACIÓN DE LA FAMILIA
Los escolares tienen que comer de todo, pues cuanta mayor variedad de alimentos exista en su dieta, mayor es la posibilidad de que sea equilibrada y contenga los nutrientes que necesitan.
Comer solo lo que nos gusta es una mala práctica nutricional.
Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo tenga los nutrientes necesario, en función de sus exigencias.
Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, y no abusar de los fritos.
Estimular el consumo de alimentos crudos (ensaladas, gazpacho, sopas frías...).
En el plan de comidas de un escolar debe haber una presencia de alimentos ricos en proteínas de origen animal: lácteos, carnes, huevos y pescados, en equilibrio con alimentos de origen vegetal: cereales, legumbres, verduras y frutas.
Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbres) son imprescindibles por su aporte de energía y deben formar parte de las dietas habituales de los escolares.
Las frutas y ensaladas deben ser habituales y abundantes en la alimentación de los escolares.
El agua es la mejor bebida. Las comidas deben acompañarse siempre de agua.
En la edad escolar, las bebidas alcohólicas, incluso las de baja graduación, no deben consumirse nunca.
El consumo de dulces, refrescos y "snacks" debe ser moderado pues, si bien no existen buenos ni malos alimentos, la moderación en la comida debe ser la norma.
Controlar el exceso de grasas, azúcar y sal.
La dieta mediterránea es el mejor ejemplo de alimentación saludable. En nuestro país su puesta en práctica es fácil porque se dispone de todos los alimentos que la componen y que son, además, de la máxima calidad: aceite de oliva, pescado, legumbres, cereales, pan, frutas, verduras, yogur, frutos secos. Sus distintas combinaciones dan lugar a numerosas recetas de alto valor gastronómico y nutritivo. Hay que enseñar a los escolares a disfrutar de las ventajas de la dieta mediterránea y a comprar y cocinar.
La práctica de ejercicio físico, complementada con una alimentación saludable es esencial para prevenir la enfermedad y promover la salud. El niño debe acostumbrarse a realizar actividades físicas y a reducir el ocio sedentario evitando el exceso de horas de televisión y videojuegos.
El papel de los padres en la formación de los hábitos alimentarios de sus hijos y de un estilo de vida saludable es esencial. Deben estimularlos a comer de todo y a valorar los alimentos y platos y recetas como un tesoro cultural.
Comer es una necesidad y un placer. La comida debe aportar las cantidades de energía y nutrientes que el organismo necesita, pero también el bienestar psicosocial que supone un plato gastronómicamente bien preparado, consumido en un lugar agradable y en buena compañía. Comer en familia.
El abuso de la comida rápida nunca es aconsejable, pues contribuye a la formación de malos hábitos alimentarios y a la obesidad infantil.
Extracto de la publicación
La alimentación de tus niños. Nutrición saludable de la infancia a la
adolescencia.
Agencia Española de la Seguridad Alimentaria. Ministerio de Sanidad y Consumo.
Enviado por CEAPA
(Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos)
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